Feminidad, comodidad y sinceridad fueron los conceptos básicos de este proyecto. Para esto se dejó a un lado el clásico color blanco y fué reemplazado por un crema champaña y detalles azules. La falda construida con boleros al sesgo inicia en la cintura y toca el suelo creando movimientos delicados en la tela al caminar. La espalda descubierta y blusa ceñida al cuerpo es sensual pero sobrio terminando las mangas un poco más debajo de los codos. Los zapatos tipo botín son cómodos y dan continuidad a la falda resaltando, por su color, al caminar. El ramo está compuesto por flores naturales blancas y una estructura, en poliestireno termoformado del mismo color que el vestido. Ademas ofrece un fácil agarre, siendo atractivo a la vista. La silueta general exalta las curvas de la novia a la vez que ofrece comodidad en el día más feliz de su vida. Para concluir el proyecto se creó la imagen de una portada de revista que portara el vestido creado.
